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Enlil el poderoso dios de los vientos, hijo de An y Nammu, fue una deidad que se encargaba de las «Tablas de los Destinos», conocidas también por «Tablas Me». Los sumerios dejaron escrito un curioso mito llamado “Enlil y Namzitarra”, donde el dios de los vientos transformado en un pájaro negro pondrá a prueba al sacerdote. Gracias a diversas tablillas se ha podido reconstruir este completo y breve relato por el historiador Federico Lara Peinado.
Otros mitos sumerios
Namzitarra, un sacerdote gudu
El mito dice lo siguiente:
Un día Namzitarra, un sirviente de los sacerdotes gudu, que había terminado su cotidiana tarea, caminaba tranquilamente. De pronto, se le presentó un pájaro negro, que era nada menos que el dios Enlil, “rey del diluvio” y “señor de los Destinos” la segunda divinidad más importante del panteón sumerio. Salió de su templo, el E-kur, situado en la ciudad de Nippur.
Enlil, transformado en pájaro le dijo:
¿De dónde vienes Namzitarra?
Enlil
El sacerdote le contestó:
Del templo de Enlil (respondió sin inmutarse). Mi turno de servicio ya ha concluido. Sirvo en la sede de los sacerdotes gudu, trabajando en el aprisco, cuidando las ovejas. Disculpa mis prisas. Pues no me puedo parar ya que voy a mi casa.
Namzitarra
Dicho esto, se detuvo un instante para mirar a quien volaba a su lado. Mirándole, le dijo:
¿Quién es el que me hace preguntas?
Namzitarra
El dios Enlil le replicó escuetamente, con un graznido, esperando que no le creyera:
Soy Enlil.
Enlil
A pesar de que el dios de los vientos llevaba aquel disfraz, Namzitarra, le reconoció:
¡Pero, anda! Tú no eres un cuervo, ¡realmente eres Enlil!
Namzitarra
El dios de los vientos se llevó una sorpresa
¿Cómo has reconocido que soy Enlil, el que decreta los Destinos?
Enlil
Namzitarra le respondió:
Cuando Enmesharra, un antepasado tuyo, más exactamente tu tío, el prisionero, se llevó tu principio divino, dijo: “Ahora quiero conocer los hados, como un señor”.
Namzitarra
Ante aquella respuesta, que evidenciaba que Namzitarra conocía un episodio de las aventuras de Enmesharra, un antepasado del dios Enlil, éste le indicó:
Si consigues metales preciosos, piedras preciosas, ganado u ovejas, cuando alguien venga a robar ¿Qué va a pasar con tu riqueza? Te voy a dar otro regalo por haberme reconocido. Por algo soy Enlil, el que decreta los Destinos.
Enlil
Dicho aquello, el dios le preguntó:
¿Cómo has dicho que te llamas?
Enlil
Lo cual el sacerdote le responde:
No sé por qué me preguntas mi nombre, pues antes me has llamado con él. De todos modos, te lo voy a repetir. Me llamo Namzitarra.
Namzitarra
Y Enlil le respondió:
Ojalá que tu destino quede asignado de acuerdo con tu nombre: Seguirás en la casa de tu señor, que soy yo, en mi templo. Allí tendrás un empleo para siempre. Además, tus herederos alcanzaran lo mismo que tú. Ellos irán y vendrán regularmente a mi sagrada Casa.
Enlil
Sin más palabras, el disfrazado dios Enlil echó a volar. Sobre el azul del cielo del atardecer comenzó a recortarse la figura de un cuervo que poco a poco se diluía mágicamente en la lejanía.
Poema sumerio sobre la vanidad
Los asiriólogos han tomado el discurso del “tema de la vanidad” como palabras de Enlil, es decir, Enlil le asigna su destino proporcionándole riqueza material, pero Namzitarra lo rechaza a través de su discurso sobre la vanidad. Los dioses determinan el destino, como lo hace Enlil en nuestra historia, pero no imparten actitudes reflexivas relacionadas con la vida humana.
Es Namzitarra como ser humano quien reconoce la brevedad de su vida y, por lo tanto, rechaza el regalo de Enlil. En “Las bodas de Martu”, el protagonista del poema, el dios Martu, rechaza los regalos materiales de Numušda, su futuro suegro. El héroe recibe un desafío. Después de superarlo, se le ofrece una recompensa. Sabiamente, ve a través de lo que realmente vale y lo rechaza. Por cierto, no te recuerda las transformaciones de Zeus con las de Enlil, ahí dejo esa pequeña curiosidad.
Mesopotamia
Referencias
- Federico Lara Peinado (2017). Mitos De La Antigua Mesopotamia: Héroes, dioses y seres fantásticos (pag.139). Editorial Dilema. ISBN 8498273889.
- Miguel Civil 1974-1977; Chamberlain 1998: 218-221; Alster 2005: 327-335; ETCSL, 5.7.1. Véanse también las discusiones de Vanstiphout 1980; Lambert 1989; Pequeño 1990.
- Kämmerer 1998: 226, n. 479, siguiendo la sugerencia de Arnaud, considera que Emar 772 es un duplicado del manuscrito principal, pero eso no es seguro.