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«Nanna y los Utukku Lemnutu» tiene conjuros incluidos en la serie de exorcismos contra los espíritus malvados, a recitar durante unos ritos, en los cuales intervenía el rey, se incluyó un mito sumerio, de 205 líneas en el cual el argumento central no correspondía a los dioses sino a los demonios, generados, al igual que los restantes demonios, por el dios An, pero responsables en este mito nada menos que del eclipse del dios Nanna (divinidad de la Luna).
Curiosamente, en contra de toda lógica, los dioses Utu (el Sol) e Ishkur (la Atmósfera y la Tempestad) toman partido por los demonios. El oscurecimiento de la luna es aprovechado por Inanna (la “estrella” venus) para intentar apoderarse de los cielos. El dios de la sabiduría Enki enterado de la grave situación del cosmos ordena a su hijo Asarluhi (Marduk) proceder contra los demonios, utilizando los conjuros.
Este dios hace intervenir al rey de la ciudad (no se sabe cuál, aunque se recitaba el “encantamiento de Eridú”), rey que, como garante en la tierra del orden divino, deberá hacer las veces de las fases de la luna. El ritual a realizar será capaz de alejar a los demonios de la tierra y del cielo.
Mitos sumerios
Los siete Utukku lemnutu
Impetuosos huracanes son los demonios, dioses malvados, los siete Utukku lemnutu, espíritus agitadores, creados en la bóveda del cielo. Así son ellos. Son causantes del mal, inventores de daños que diariamente, poseídos por la malignidad, actúan para matar. De estos siete demonios, el primero es el Viento del Sur, pleno de furor, el segundo es el dragón de fauces abiertas, el tercero es una pantera furiosa que agarra a los pequeños, el cuarto es una serpiente monstruosa, el quinto es un león furioso, que detrás de él no deja ninguna vida, el sexto es un torbellino rampante que afronta a dioses y a reyes, el séptimo es la Tempestad de arena que sepulta todos los lugares.
Estos siete son los mensajeros del dios An, el rey celestial. Ellos causan desorden en la ciudad, son tempestad que remueven furiosamente los cielos, densas nubes que difunden la niebla en el cielo, ráfagas de viento rabioso que recubren de oscuridad el día más limpio. Ellos se abren camino entre las tormentas más funestas. Son portadores de destrucciones. Son el diluvio del dios de la Tempestad, Ishkur y son los que van como vanguardia de Ishkur. En lo alto de los cielos relampaguean como rayos. Son los que abren el camino para causar destrucción.
Dioses vigilantes del cielo
Un día, en el santo cielo, la residencia de An, el rey, se sentaron con intenciones malvadas, sin que ningún dios se opusiese. Cuando Enlil tuvo conocimiento de tal circunstancia, aquel hecho lo meditó en su corazón. Con Enki, el poderoso guía de los dioses, se consultó. Y a Nanna, Utu e Inanna, a quienes él había puesto como guías del firmamento y que junto a An había dividido la señoría del firmamento celeste entre ellos, también los tuvo en consideración.
En efecto, a estos tres dioses, sus hijos divinos, les ordenó estar vigilantes incesantemente, día y noche. Cuando los siete dioses malvados (los demonios también eran dioses) penetraron en la bóveda celeste, se dispusieron con rabia en torno al héroe Ishkur a su causa. Mientras tanto, Inanna que con An, el rey, había fundado su templo, pensó en apoderarse de la realeza aprovechando aquella situación.
Siguen unas 15 líneas en muy mal estado, en las que se puede aislar algunas palabras relacionadas con la tribulación de la tierra, motivada por el ataque de los demonios a Nanna (Sin).
En busca de Enki
Ante el ataque de los siete malvados, Nanna se hallaba turbado y se hallaba en su sede como un ser apático. Día y noche estaba vacío, no residía en la sede de su señorío. Por su parte, los dioses malvados, mensajeros de An, el rey, los planificadores de todo el mal iban y venían durante la noche, buscaban encarecidamente toda maldad. Como el viento, desde el corazón del cielo, se lanzaron sobre la tierra.
Enlil vio en el cielo el oscurecimiento del joven Nanna. Ante aquello el señor habló a su heraldo Nusku:
Heraldo mío, lleva un mensaje al Abzu (Apsu). Di que el estado de mi hijo Nanna ha sido oscurecido gravemente en el cielo. Cuenta esto a Enki en el Abzu.
Nusku tomó en su corazón el mensaje de su señor y marchó hacia Enki (Ea), al profundo Abzu. Marchó para llevar el mensaje al príncipe, al guía excelso, al señor Nudimmud, otro epíteto con el que era conocido el dios Enki. Por su parte, Nusku, llegado al Abzu, repitió el mensaje de su señor. El dios Enki escuchó el mensaje y tras ello se mordió el labio en señal de desagrado y llenó su boca de lamentos.
El encantamiento de Eridú
Para solucionar aquella desgracia ocurrida a Nanna , el dios Enki decidió llamar a su hijo Asarluhi, que luego sería identificado como Marduk, y le comunicó el mensaje que había recibido:
Hijo mío, Asarluhi, al hijo del príncipe, al joven Nanna le han oscurecido gravemente su hoz lunar. Tal oscurecimiento es perceptible en el cielo. Aquellos siete dioses malvados, son los provocadores de la muerte sin motivo, aquellos siete dioses malvados que devastan como el Diluvio, han barrido rápidamente la vida de la tierra, han atacado a la tierra y como un huracán han cercado furiosamente la hoz del dios Nanna. Han sido capaces de ganarse la ayuda del joven Utu y del héroe Ishkur, luego llamando también Adad. Al dios Nanna lo han hecho prisioneros.
Sigue una laguna de 21 líneas.
En la casa de la abundancia y de la plenitud, donde se halla el resplandor divino. En la puerta del palacio pondrás una cuerda, entrelazada una cuerda de dos colores con pelo de cabra que haya sido montada y con lana de cordero virgen, átala a los costados del rey, hijo de su dios. Por eso el hijo de su dios que detiene la vida del país, así como la hoz de Nanna la pondrá como señal de gloria sobre su cabeza, así como la luna nueva.
Nueva laguna de unas 13 líneas. Tras ella continuaban las indicaciones para realizar el rito conjuratorio.
Para alejar el mal coloca sobre su cabeza la rama de tamarisco, recita luego el “encantamiento de Eridú”, la ciudad del dios Enki. Tráele un incensario, una antorcha, lávalo con agua pura y purifica y rocía al rey, hijo de su dios. Que el espíritu malvado, el demonio malvado, el espíritu de los muertos malvados, el malvado fantasma, el dios malvado, el malvado enemigo no entren en la casa. Que no se acerquen a los muros del palacio. Que ellos no se acerquen al rey. Que no correteen en torno a la ciudad. Que no entren en la casa.
Siguen una laguna de 5 líneas.
Después de la misma comienza una plegaria contras los espíritus malvados y un conjuro en el que se pide que sean exorcizados en nombre de An y de Enlil por haber oscurecido a Nanna en el cielo.
Mesopotamia
Referencias
- Federico Lara Peinado (2017). Mitos De La Antigua Mesopotamia: Héroes, dioses y seres fantásticos (pag.258). Los demonios oscurecen la luna. Editorial Dilema. ISBN 8498273889.
- Abusch, Tzvi; Van Der Toorn, Karel (1999). Mesopotamian Magic: Textual, Historical, and Interpretative Perspectives. Groningen, Países Bajos: Styx publications. ISBN 9789056930332.
- Black, Jeremy A.; Green, Anthony (2004). Tessa Rickards, ed. Gods, demons, and symbols of ancient Mesopotamia: an illustrated dictionary (en inglés). Londres: The British Museum Press. p. 162. ISBN 0714117056.
- Cunningham, Graham (2007), Deliver Me from Evil: Mesopotamian Incantations, 2500-1500 BC, Studia Pohl: Series Maior 17, Rome, Italy: Etrice Pontificio Instituto Biblico, ISBN 978-88-7653-608-3.
- Jastrow, Morris (1898). Religion of Babylonia and Assyria. Boston, Estados Unidos: Ginn & company.
- Langdong, Stephen Herbert (1931). «II. The Sumero-Accadian pantheon». En Gray, Louis H., ed. The Mythology of all races. Vol. V – Semitic (en inglés). Archeological Institute of America. p. 138.