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Anunnakis

Mito de Adapa

Tiempo estimado de lectura: 11 minutos

El mito de Adapa es un poema acadio que tiene una gran conexión con la historia de Pazuzu “príncipe de los demonios del viento”. Esto se debe a que en Sumeria se creía que los fuertes Vientos del Sur traían la malaria, pestilencias y fiebres ardientes. Invocar los conjuros de Pazuzu servían para que este demonio luchara contra otros demonios que traía los poderosos Vientos del Sur, es por eso que para entender a la perfección el poema del mito de Adapa, te leas antes la historia de Pazuzu.

Mitos sumerios

Enlil y Ninlil

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Mito acadio de Adapa

El mito acadio de Adapa, el primero de los sabios antediluvianos, cuyo trasfondo refleja el deseo de inmortalidad por parte del hombre, ha llegado de modo incompleto a partir de cuatro fragmentos entre paréntesis (de otras tantas versiones), tres de ellos localizados en Nínive, en la biblioteca de Asurbanipal (668-631 a.C.), y otro, el más extenso y antiguo, en los archivos de la ciudad egipcia de Tell el-Amarna. No hace mucho en Me Turan (Tell Haddad) fue localizado un fragmento de este mito, redactado en sumerio. Lamentablemente, todavía no se ha descifrado el significado del mito, ignorándose si el hecho de no alcanzar la inmortalidad fue debido a las propias artimañas del Dios Ea (Enki) o al propio comportamiento de Adapa. El relato hubo de tener unas 125 líneas de extensión.

Ea (Enki) crea a Adapa

Fragmento I

Faltan alrededor de las seis primeras líneas de su comienzo.

El Dios Ea hizo perfecta la amplia inteligencia para Adapa, a fin de que comprendiera los asuntos del país. Le dio sabiduría, pero no le concedió la vida eterna. En aquellos días, en aquellos años él era un sabio, hijo de la ciudad de Eridú. Ea lo creo como un espíritu protector entre los humanos. Un sabio: nadie rechazaba su palabra. Era listo: el más sabio de los anunnaki era él. Sagrado, puro de manos, sacerdote pashishu (encargado de las unciones rituales) que siempre atendía los ritos.

Hacía el pan con los panaderos. Sí, hacía el pan con los panaderos de Eridú. Hacía la comida y preparaba el agua de Eridú cada día. Disponía la mesa de ofrendas con sus puras manos; sin él ninguna mesa de ofrendas podía ser recogida. Pilotaba la barca y proveía la pesca para Eridú. En aquellos días, Adapa, el hijo de Eridú, cuando hubo sacado al héroe EA fuera de su lecho, atendió diariamente al “rayo de Eridú”, un objeto ritual mágico, favorecedor de la pesca. En el sagrado muelle Kar-usakar embarcó en un velero. Al no tener timón su barca iba a la deriva. Sin el mástil del timón logró, sin embargo, sacar su velero al ancho mar.

Aquí existe una laguna textual de longitud indeterminada con varias líneas fragmentarias y una rotura.

Adapa y El Viento Del Sur

Fragmento II

El texto que sigue, también incompleto, procede de los archivos egipcios de Tell el-Amarna, del siglo XV a.C.

Pero el Viento del Sur se puso a soplar y le sumergió, haciendo que se hundiera en el dominio de los peces.

– ¡Viento del Sur, malditos sean tus maleficios! ¡Aunque me envíes a tus hermanos contra mí, aunque sean muchos, yo romperé tu ala! Nada más pronunciar estas palabras el ala del Viento del Sur se quebró. Durante siete días el Viento del Sur no sopló sobre la tierra. Anu (An) llamó a Ilabrat, su visir, y le dijo:

– ¿Por qué el Viento del Sur no ha soplado sobre la tierra desde hace siete días?

– ¡Mi señor! Adapa, el hijo de Ea, ha quebrado el ala del Viento del Sur.

Cuando Anu oyó estas palabras, exclamó:

– ¡Que el cielo le ayude!

Y levantándose de su trono ordenó:

– Idlo a buscar para traerlo aquí!

El dios Ea, conocedor de los usos del cielo, contacto con Adapa y le dijo que, cuando fuera al cielo, llevara los cabellos revueltos y que vistiera un traje de luto. Tras ello le dio estas instrucciones:

– Adapa, tienes que ir en persona ante el rey Anu; subirás al cielo y cuando hayas subido y te acerques a la puerta de Anu, los dioses Dumuzi y Ningizzida estarán en la puerta de ese Gran dios. Al verte, te preguntaran: “Hombre, ¿por quién tienes ese aspecto? Adapa, ¿por quién vistes prendas de luto?”. Debes responder: “Dos dioses han desaparecido en nuestro país. Por ellos me comporto así”. Ellos te preguntarán: “¿Quiénes son los dos dioses que han desaparecido en el país?”. Debes responder: “Son Dumuzi y Ningizzida”.

Ante tu respuesta se mirarán entre sí y se reirán mucho. Ellos, de buen humor, te presentarán ante Anu te ofrecerán el Pan de la Muerte, ¡no deberás comerlo! Te ofrecerán el Agua de la Muerte, ¡no deberás beberla! Te ofrecerán un vestido, póntelo. Te ofrecerán aceite, úngete con él. No debes olvidar las instrucciones que te he dado. Cíñete a las palabras que te he dicho.

Anu el Gran rey de los cielos

Dumuzi y Ningizzida en el cielo

Llegó el mensajero de Anu, diciendo:

– Envíame a Adapa, que quebró el ala del Viento del Sur.

Él le hizo coger el camino del cielo y al cielo subió. Cuando llego al cielo y se acercó a la puerta de Anu, los dioses Dumuzi y Ningizzida estaban en la puerta de Anu. Al verle, gritaron:

– ¡Que el cielo le ayude!

Luego dirigiéndose a él, le dijeron:

-Hombre, ¿por quién tienes ese aspecto? Adapa, ¿por quién vistes prendas de luto?

Él respondió:

– Dos dioses han desaparecido de nuestro país. Por ellos me comporto así.

– ¿Quiénes son los dos dioses que han desaparecido del país?

– Dumuzi y Ningizzida, respondió Adapa.

Se miraron entre sí y se rieron mucho.

Cuando Adapa se acerco en presencia del rey Anu, Anu le vio y le dijo:

– Ven aquí, Adapa, ¿por qué quebraste el ala del Viento del Sur?

Adapa respondió a Anu:

– Mi señor, estaba pescando en medio del mar para la casa de mi señor Ea, pero el Viento del Sur sopló, infló el mar en una tormenta y me hundió en el dominio de los peces. En mi furia maldije al Viento del Sur.

Dumuzi y Ningizzida, que estaban junto a él, dirigieron a Anu unas palabras en su favor. El corazón de Anu se apaciguó y se dejó convencer.

El engaño de Ea

– ¿Por qué Ea reveló las cosas del cielo y de la tierra a un triste humano y le preocupó? Fue él quien lo hizo. ¿Qué podemos hacer por Adapa? Traedle el Pan de la Vida eterna y dejadle que lo coma. Cuando le trajeron el Pan de la Vida eterna no lo comió. Cuando le trajeron el Agua de la Vida eterna no la quiso beber. Cuando le trajeron un vestido, se lo puso. Cuando le trajeron aceite, se ungió con él.

Anu le miró y se rió de él:

– ¡Vamos, Adapa! ¿Por qué no has comido ni bebido? ¿No querías ser inmortal? Lástima por la gente pisoteada.

– Fue Ea, mi señor, quien me dijo: “No comas, no bebas”, contestó Adapa.

– ¡Cogedlo y enviadlo de vuelta a la tierra!, sentenció Anu.

Aquí finaliza con una rotura el texto localizado en Tell el-Amarna.

Adapa y Anu

Fragmento III

Otro pequeño fragmento, que no conserva el comienzo, procedente de Nínive, justifica a Adapa, a quien le atribuyen determinados poderes de tipo curativo.

El ordenó que le dieran el Pan de la Vida, pero no comió. Ordenó que le dieran el Agua de la Vida, pero no bebió. Ordenó que le trajeran aceite, él se ungió. Ordenó que le trajeran un vestido, él se lo puso.

Anu se rió con fuerza del proceder de Ea, replicando:

– De cuantos dioses del cielo y de la tierra existen, ¿Quién jamás dio esa orden? ¿Quién puede lograr que su orden exceda a la de Anu?

Pero Adapa contempló los cielos desde su base hasta su cénit y pudo ver el esplendor insostenible de Anu. Entonces Anu puso su mano, favorablemente, por encima de Adapa, el tiempo que decretaba la total libertad para la ciudad de Ea y, como destino, ordenó glorificar en el futuro a su sacerdocio.

Faltan los comienzos de las diez líneas siguientes, que hemos restaurado.

– [Y puesto que Adapa, el retoño humano, por sus propios medios, victoriosamente, quebró el ala del Viento del Sur e impunemente subió al cielo, ¡que así sea! Todo lo que el Viento del Sur haga de mal a la humanidad, cualquier enfermedad que haya colocado sobre el cuerpo de los hombres, Ninkarrak, la diosa de la salud y de la curación, con Adapa los podrá aliviar. ¡Que se vaya, pues, la dolencia! ¡Que se aparte la enfermedad! Pero sin él, ¡que sobrevenga la fiebre y que el enfermo no pueda descansar en dulce sueño!]

El mito finaliza con una laguna de imprecisa extensión.

Mitos y leyendas

Ninurta y la Tortuga

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Referencias

  • Federico Lara Peinado (2017). Mitos De La Antigua Mesopotamia: Héroes, dioses y seres fantásticos (pag.501). Editorial Dilema. ISBN 8498273889